Sobre mí

Dicen mis papás que una de las primeras frases que dije cuando aprendí a hablar fue «la palabra«. Tal vez ya entonces sabía que esa unidad de expresión iba a ser mi faro en el océano vasto y a veces oscuro de las emociones y experiencias humanas. Desde que tengo uso de memoria, cuando no soy capaz de decir algo en voz alta, lo escribo.

Escribo para calmar la marea que agita mis pensamientos; escribo para descifrar el lenguaje de mis sueños; escribo para entenderme e intentar comprender a otros, pero sobre todo, escribo para recordar: lo que pienso en un momento determinado de mi vida y lo que aprendo como resultado de mi conexión con otras personas.

Y, contrario a lo que podrías pensar, no escribo para ser recordada, sino para dejar evidencia de que los lazos humanos que establecemos con otras personas a lo largo de la vida son ese viento que nos impulsa a seguir navegando, y nos enseña a leer el cielo nocturno incluso cuando el brillo de las estrellas parece ausente.

Quiero contarte sobre mí, pero también sobre las personas que me han guiado e inspirado.

Mi otra pasión

Cuando estaba en la primaria, mi papá me regaló un libro para colorear, que él mismo elaboró con impresiones de las caricaturas que más me gustaban. Al poco tiempo me di cuenta de que, más que colorear, disfrutaba intentar replicar los dibujos, trazarlos a lápiz para ver si lograban parecerse a la imagen de referencia. Me frustraba no lograr que así fuera, y rápido los lápices quedaron relegados a los deberes escolares.

Cuando entré a la preparatoria, me di cuenta de que sí me apasionaba dibujar y pintar, pero no fue sino hasta que llegó la pandemia del Covid-19, que me propuse tomar cursos para aprender las bases de las que carecía. Por fin había entendido que no podía culparme por mi falta de destreza sin antes haber intentado aprender lo necesario. Y es que puede que algunos talentos sean innatos, pero hay habilidades que requieren práctica y dedicación.

Así pues, desde entonces sigo buscando cursos que me permiten desarrollar las herramientas necesarias para lograr mi objetivo, pero en ese proceso, he descubierto que hay personas a quienes les gusta mi trabajo, y entonces ya no pinto solo para mí sino también para otros. Pinto a sus seres queridos, a sus parientes fallecidos, a sus mascotas. Así nació mi pequeño emprendimiento, el cual ahora quiero combinar con la escritura.

En fin, que todos mis caminos conducen al arte y a la palabra (en la medida en que mis habilidades me permiten expresarme), y quiero compartir mi proceso y mi trabajo contigo.

¿Me acompañas en el camino?

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